LA FUNCIÓN SOCIAL DEL ARTE
¿PARA QUÉ EXISTE EL ARTE EN LAS SOCIEDADES HUMANAS?
El David de Miguel Ángel, una obra maestra: ¿Cuál es su función social?
El arte está ahí. Vivimos acostumbrados a su presencia ya que logra colarse por los rincones más imperceptibles. Nos levantamos por las mañanas y andamos por los pasillos de casa, probablemente adornados por algún tipo de cuadro o manifestación artística. Escuchamos música en el coche y nos cruzamos, dependiendo de dónde vivamos, con artistas callejeros de la más diversa índole. Estamos rodeados. Y más hoy que el concepto de arte urbano campea a sus anchas por muros y parques. La vida de cada uno tiene su propia dimensión "artística" y no hay nadie que no tenga algún tipo de preferencia o gusto estético. Estando, así las cosas, una de las preguntas más repetidas (y no por ello contestadas) es la que apunta hacia la función social del arte. Puesto que todas las sociedades y culturas incorporan, de una forma u otra, formas de producción artísticas, ¿cuál es el "para qué" social del arte? ¿Cómo es que la propia sociedad alienta y estimula la producción artística?
Una primera respuesta, podría ser la función estética: producimos, contemplamos o incluso consumimos arte para embellecer el mundo y nuestra propia vida. Al ser humano parece gustarle estar rodeado de belleza. El problema es que no faltan los críticos a esta propuesta: si la función del arte es embellecer, puede convertirse en una actividad engañadora, falsa, capaz de adormecer la conciencia de la gente. El arte debe ser, en consecuencia, el motor del pensamiento crítico. Su presencia social está justificada como crítica: moviendo la conciencia de quien lo presencia, el arte contribuye al cambio social, señalando las situaciones de opresión, injusticia, etc. Los partidarios de la belleza, por su parte, suelen objetar que las pretensiones críticas cargan al arte con una tarea que no le corresponde: si supeditamos la creación artística a finalidades políticas o éticas, estamos rebajando su capacidad expresiva, los recursos artísticos y su potencial artístico y estético. El arte está justificado en sí, sin necesidad de instancias externas.
En cualquier caso, no hemos de polarizar el debate entre la crítica y la belleza. Hay otras muchas funciones sociales del arte que deben ser tenidas en cuenta: no hace mucho que tuvo una función "pedagógica" o "didáctica": cuando no había Power Point y los libros eran artículos de lujo, enseñar a través de los iconos era práctica habitual. No cabe duda de que la música, la pintura y la escultura han sido tres canales de comunicación de la religión, al menos en occidente. En nuestros días, el séptimo arte sigue con esta didáctica: no son pocas las películas que "moralizan" o "enseñan". Y eso por no hablar de la dimensión lúdica del arte: convertido en un producto más de consumo, el arte estaría destinado al "entretenimiento", función que no necesariamente tiene que ver con la belleza. Vaya que si entretiene o atrae lo feo. Otra cosa es que esto nos termine de convencer: ¿producir arte "sólo" para entretener? ¿No es eso, una vez más, una manera de alienar? Para eso ya tenemos la televisión y algunos productos pseudoculturales más. ¿Para qué entonces el arte en la sociedad? Belleza, crítica, pedagogía o entretenimiento se nos quedan cortas. A ver si alguien da con la solución (y la comparte, claro...).
Referencia:
Santa, M. (2009). La función social del arte. Recuperado de https://www.boulesis.com/boule/la-funcion-social-del-arte
¿PARA QUÉ EXISTE EL ARTE EN LAS SOCIEDADES HUMANAS?
El David de Miguel Ángel, una obra maestra: ¿Cuál es su función social?
El arte está ahí. Vivimos acostumbrados a su presencia ya que logra colarse por los rincones más imperceptibles. Nos levantamos por las mañanas y andamos por los pasillos de casa, probablemente adornados por algún tipo de cuadro o manifestación artística. Escuchamos música en el coche y nos cruzamos, dependiendo de dónde vivamos, con artistas callejeros de la más diversa índole. Estamos rodeados. Y más hoy que el concepto de arte urbano campea a sus anchas por muros y parques. La vida de cada uno tiene su propia dimensión "artística" y no hay nadie que no tenga algún tipo de preferencia o gusto estético. Estando, así las cosas, una de las preguntas más repetidas (y no por ello contestadas) es la que apunta hacia la función social del arte. Puesto que todas las sociedades y culturas incorporan, de una forma u otra, formas de producción artísticas, ¿cuál es el "para qué" social del arte? ¿Cómo es que la propia sociedad alienta y estimula la producción artística?
Una primera respuesta, podría ser la función estética: producimos, contemplamos o incluso consumimos arte para embellecer el mundo y nuestra propia vida. Al ser humano parece gustarle estar rodeado de belleza. El problema es que no faltan los críticos a esta propuesta: si la función del arte es embellecer, puede convertirse en una actividad engañadora, falsa, capaz de adormecer la conciencia de la gente. El arte debe ser, en consecuencia, el motor del pensamiento crítico. Su presencia social está justificada como crítica: moviendo la conciencia de quien lo presencia, el arte contribuye al cambio social, señalando las situaciones de opresión, injusticia, etc. Los partidarios de la belleza, por su parte, suelen objetar que las pretensiones críticas cargan al arte con una tarea que no le corresponde: si supeditamos la creación artística a finalidades políticas o éticas, estamos rebajando su capacidad expresiva, los recursos artísticos y su potencial artístico y estético. El arte está justificado en sí, sin necesidad de instancias externas.
En cualquier caso, no hemos de polarizar el debate entre la crítica y la belleza. Hay otras muchas funciones sociales del arte que deben ser tenidas en cuenta: no hace mucho que tuvo una función "pedagógica" o "didáctica": cuando no había Power Point y los libros eran artículos de lujo, enseñar a través de los iconos era práctica habitual. No cabe duda de que la música, la pintura y la escultura han sido tres canales de comunicación de la religión, al menos en occidente. En nuestros días, el séptimo arte sigue con esta didáctica: no son pocas las películas que "moralizan" o "enseñan". Y eso por no hablar de la dimensión lúdica del arte: convertido en un producto más de consumo, el arte estaría destinado al "entretenimiento", función que no necesariamente tiene que ver con la belleza. Vaya que si entretiene o atrae lo feo. Otra cosa es que esto nos termine de convencer: ¿producir arte "sólo" para entretener? ¿No es eso, una vez más, una manera de alienar? Para eso ya tenemos la televisión y algunos productos pseudoculturales más. ¿Para qué entonces el arte en la sociedad? Belleza, crítica, pedagogía o entretenimiento se nos quedan cortas. A ver si alguien da con la solución (y la comparte, claro...).
Referencia:
Santa, M. (2009). La función social del arte. Recuperado de https://www.boulesis.com/boule/la-funcion-social-del-arte
Cielo estrellado. Van Gogh. |
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